¿Alguna vez alguien te hizo un favor, te regaló algo o te dio palabras de ánimo inesperadas? ¿Cómo te sentiste? Seguramente recordarás momentos en los que estas muestras de aprecio te llenaron de alegría. Recuerdo un hermano de nuestra iglesia a quien le encantaba tomar fotos en los eventos de la iglesia. Uno de los regalos que solía hacer era revelar fotos en las que aparecías y entregártelas inesperadamente. Era como un paparazzi de los encuentros de la iglesia, y siempre nos alegraba cuando aparecía con una de esas fotos. El nos bendecía con esta acción muy específica. Tal vez de una manera muy silenciosa, pero estaba pendiente de como entregar un presente usando sus propios talentos.
¿Tienes la habilidad de detectar oportunidades para bendecir a otros? Y si las identificas, ¿estás dispuesto a actuar? Creo que la base para actuar en pos de bendecir a otros radica en mostrar interés genuino por la vida de los demás. En el fondo, bendecir de manera desinteresada es un acto de amor. Como dijo el psiquiatra español Enrique Rojas,
«Saber mirar es saber amar».
Enrique Rojas
Para los cristianos, la disposición a bendecir a otros surge de nuestra imitación de Jesús, como se menciona en Filipenses 2:4-5:
«No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás. Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.»
Fallamos cuando solo queremos recibir bendiciones y nunca nos convertimos en generadores de ellas. También es un error diagnosticar carencias pero no hacer nada para resolverlas. En un mundo lleno de caos, maldad y violencia, a menudo callamos nuestras buenas acciones. Sin embargo, ¿no será justo ahora cuando el mundo más necesita de ellas?
Me gusta pensar que los cristianos son como termostatos en nuestra cultura en lugar de simples termómetros. Un termómetro solo mide la temperatura, pero un termostato no solo la mide, sino que también toma medidas para alcanzar la temperatura deseada. De manera similar, los cristianos están ubicados en sus áreas de influencia para generar cambios en el «clima» o ambiente.
Los primeros cristianos entendieron este concepto. Tuvieron un impacto tan significativo en su cultura que incluso los romanos intentaron imitar sus actos de bondad porque muchas personas se unían a su movimiento. El emperador Romano Juliano (331-363) expresó:
«¿Por qué no observamos que es su benevolencia hacia los extraños, su cuidado por las tumbas de los muertos y la pretendida santidad de sus vidas lo que más ha contribuido a aumentar el ateísmo? Creo que deberíamos practicar realmente y verdaderamente cada una de estas virtudes… Porque es vergonzoso que cuando… los impíos galileos no solo apoyan a sus propios pobres, sino también a los nuestros, todos ven que nuestro pueblo carece de ayuda de nuestra parte».
Imitamos a Cristo al bendecir a otros, y nuestras acciones bondadosas ayudan a crear un ambiente propicio para compartir el evangelio.
A continuación, exploraremos dos pasajes bíblicos que sentarán las bases para comprender este hábito de bendecir y vivir vidas más misionales.
El primero es Gálatas 6:9-10:
9 Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos. 10 Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe.
Observaciones del texto:
- «No nos cansemos de hacer el bien»: Hacer el bien a otros puede ser agotador. A menudo nuestras acciones no son valoradas ni agradecidas. En tales momentos, recordemos que lo hacemos por Dios.
- La promesa de «numerosas bendiciones» si perseveramos sugiere bendiciones de carácter espiritual, como alegría, paz y un sentido de propósito.
- «Siempre que tengamos la oportunidad»: El texto enfatiza la oportunidad en lugar del tiempo disponible. Debemos aprovechar cada oportunidad para hacer el bien a todos.
- Hay una priorización de la familia de la fe, pero esto no debe excluir a otros. La familia, la familia de la fe y, finalmente, todos merecen nuestra atención.
Pasemos al segundo texto, que es parte del Sermón del Monte en Mateo 5:14-16:
»Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. 15 Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. 16 De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.
Las buenas obras deben iluminar. Somos la luz que dirige la mirada hacia el Padre celestial, no hacia nosotros mismos. El resultado es que todos alabarán a su Padre celestial.
Principios que podemos extraer de ambos textos:
- INTENCIÓN: Siempre que haya oportunidad, debemos buscar bendecir a otros, sin excepción.
- PERSEVERANCIA: Debemos superar el agotamiento en el acto constante de bendecir.
- SENSIBILIDAD: Comencemos observando a la familia de la fe antes de extender nuestra ayuda a otros.
- LUZ: Nuestras buenas obras deben iluminar, mostrando el camino de reconciliación con el Padre celestial.
- DIRECCIÓN: Un buen acto de bendición puede guiar a los no creyentes hacia el Padre celestial, siendo un testimonio implícito.
Antes de continuar, te animo a reflexionar sobre cómo te perciben los demás en tu entorno. ¿Te ven como alguien que bendice su entorno o como alguien complicado? No dudes en preguntar a alguien cercano para obtener una perspectiva honesta.
Ahora, veamos algunas aplicaciones prácticas de cómo podemos llevar a cabo el hábito de bendecir:
- Palabras de afirmación: A menudo, un simple cumplido o una palabra amable pueden marcar una gran diferencia. Hoy, diré algo positivo a alguien. Prepárate para actuar con amabilidad. Comienza con gestos sencillos, como decir «por favor» y «gracias». Felicita a tus seres queridos por sus logros y celebra sus pequeños avances. También, asegúrate de saludar a las personas en tu entorno, ya sea en el ascensor, en tu vecindario o cuando llegues a un lugar. Si tienes la oportunidad, muestra gratitud a quienes realizan un buen trabajo.
- Actos de servicio: Ayudar a los demás a través de acciones prácticas es otra forma efectiva de bendecir. Puedes prestar atención a las necesidades prácticas de las personas, como cambiar una ampolleta, arreglar una llave de agua o ayudar a tus vecinos más necesitados.
- Regalos: A menudo, un regalo inesperado puede alegrar el día de alguien. Considera regalar algo a alguien que cumple años en tu trabajo o tu círculo social. También puedes donar recursos o tiempo a quienes lo necesitan, como becar a un estudiante o brindar asesoría. No olvides que regalar tiempo también es una valiosa forma de bendecir a otros. Pasar tiempo con enfermos crónicos o personas de la tercera edad, o simplemente escuchar a alguien, puede ser un gesto significativo.
- Haciendo un buen trabajo: La excelencia en el trabajo es una manera poderosa de bendecir a los demás. Al cumplir tus responsabilidades laborales y comprometerte con integridad, estás contribuyendo a un entorno positivo. Tu buen carácter brilla a través de tus acciones, lo que a su vez refleja la enseñanza de nuestro Dios Salvador.
Para concluir, te propongo un desafío concreto para esta semana: bendice a tres personas, y asegúrate de que al menos una de ellas no pertenezca a la iglesia. A través de estas acciones, podrás llevar una vida generosa y misional, inspirando a otros a acercarse a Dios a través de tu bondad y amor desinteresado.
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