Tengo la mala costumbre de muchas veces decir «voy a estar orando por ti» y luego no hacerlo. Reconozco que no es intencional. Cuando lo digo de verdad estoy pensando que la oración tiene poder para cambiar la circunstancia que me están compartiendo pero muy pocas veces logro llevar mi oración prometida a la práctica. Dios me confrontó con eso hace un tiempo y fui convencido de que no debía usar más la frase «voy a estar orando por ti» si no lo iba a hacer. En mis predicaciones muchas veces he hablado mal de los hipócritas pero yo me estaba convirtiendo en uno. Sin darle mucho rodeo, decir eso y no cumplirlo no era ser veraz. Por esta razón le pedí a Dios que me ayudara a cambiar este comportamiento y comencé a aplicar algunos pasos prácticos. Tal vez tu tengas este mismo problema. Tal vez también eres un «prometedor de oraciones» fallido. La verdad es que yo sigo aprendiendo en el proceso. Sin embargo, me gustaría compartirte algunos aprendizajes que he tenido hasta ahora por si te son de ayuda en tu propio camino:
1- No decir más «voy a estar orando por ti» si no lo voy a hacer.
Parece un poco obvio pero no lo es tanto. Hay algunas veces que usamos la frase para ser empáticos y mostrar cierta simpatía con la persona. Lo podemos hacer también para manifestar apoyo y soporte. Y seamos sinceros… algunas veces inclusive lo decimos para cerrar una conversación que no sabemos como terminar. Me di cuenta que esto era una mala muletilla que tenía. Muletilla «cristiana» y todo, pero muletilla. Por esta razón el primer paso que comencé a dar, es el de estar consciente del error y no usar la frase livianamente.
2- Si no estoy seguro de poder orar después, lo hago en el momento.
Creo en el poder de la oración. Jesús nos dijo que Dios escucha todas nuestras oraciones (Mateo 7:7-12). Por lo mismo no hay momento inadecuado para orar. Si estoy conversando con alguien y siento que se debe presentar en oración la situación ¿Por qué no orar ahí mismo? No es necesario hacer una oración larga. De hecho, el poder de la oración no es proporcional a su duración. Podemos orar ahí mismo, con fe y de manera sencilla. Me he dado cuenta que esto sorprende muchas veces, pero eso no quita que sea una buena práctica. En vez de usar livianamente el «estaré orando por ti» mejor comenzar a practicar el «¿oremos ahora?». Es más honesto, sincero y aplicable.
3- Si me voy a comprometer a «estar orando» lo escribo inmediatamente (o lo antes que pueda) en mi lista de oración
Mi mente es frágil y necesito recordatorios. Reconozco que muchas veces he dicho «voy a estar orando por ti» para luego olvidarlo fácilmente. Mi olvido no es un acto intencional, pero eso no lo justifica. Por esto, y para ayudar a mi memoria, uso una lista de oración. Tu puedes usar el formato que más te acomode para hacer tu lista. A mi personalmente se me facilita el uso de aplicaciones en mi teléfono. Por esto uso una que me permite ingresar ítems a una lista de manera rápida. Yo uso Wunderlist. Es gratuita, fácil en su manejo y además la puedo visualizar en todos mis dispositivos. Además al tenerla instalada en mi móvil siempre la tengo a mano. Tu puedes buscar la que más te acomode.
Conozco gente que aún usa esas cosas de madera o metal llamadas lápices…tal vez ese es más tu estilo.Lo que sea que uses, plantéate el desafío de que apenas escuches de una necesidad, y si te vas a comprometer a orar por eso, escríbirlo en tu listado en ese mismo momento o minutos después. No dejes pasar mucho tiempo ya que es muy posible que se te olvide.
4- Apartar un tiempo diario fijo.
Tal vez este puede ser el mayor desafío si vives con una agenda apretada. Pero en mi propia experiencia me he dado cuenta que si no aparto un tiempo específico cada día para orar por este listado de oración, es muy poco probable que lo haga. La verdad es que no es necesario que sea un tiempo muy largo. Puedes comenzar con 10 minutos e ir aumentándolo. Puede ser en la mañana temprano, a medio día, en la tarde o en la noche. Tal vez te resulte tener ese tiempo durante tu traslado al lugar que estudias o trabajas. Puede ser también en tu tiempo de colación, o en medio de alguna rutina diaria que debas realizar.
Con lo anterior no estoy diciendo que no puedas orar de otras maneras. De hecho hace un tiempo escribí otro post acerca de Una vida de oración en medio del loco ritmo diario. Lo que estoy diciendo es que en mi experiencia, me ha servido apartar un tiempo específico diario para hacerlo.
Espero que estas ideas te sean útiles.
Por último te quiero animar a que dejes de usar muletillas cristianas si aún las tienes. Hay veces que decimos cosas de la boca para afuera pero que no tienen ningún significado en nuestro corazón o intención. Tal vez el primer paso sea comenzar a usar con más criterio y de manera más veraz la frase «voy a estar orando por ti».
Recuerdo las palabras de Jesús cuando nos dijo: «que tu sí sea sí y tu no sea no» (Mateo 5:37) . Un muy buen consejo y ultra aplicable para estos tiempos.
Para seguir comentando: ¿Qué otras ideas piensas que son útiles para llevar la oración a la acción?
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