No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7)
Generalmente cuando tengo una preocupación lo primero que hago es pensar en esa preocupación. Una vez. Otra vez. Otra vez. (¿Ya entendieron la idea cierto?)
Lo más ridículo del asunto es que por más que pueda pensar en ciertas preocupaciones, estás no se van a modificar…
Tal vez te has encontrado pensando en cosas como: “¿qué le voy a decir a tal persona cuando me encuentre con el/ella?”, “¿qué va a suceder con mi familia?”, “¿cómo voy a lograr pagar la cuenta del teléfono?”, “¿qué va a suceder con mi futuro?” o situaciones más dramáticas.
La Biblia nos muestra como afrontar la preocupación y la inquietud:
1) «No se inquieten por nada; más bien en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios.»
Debemos usar la oración.
Parece algo básico, algo del ABC de ser cristiano pero ¿Cuántas veces realmente oramos cuando tenemos una preocupación?. Quizás pensemos que ganamos más o es mas productivo “pensar” el asunto, pero aquí la Palabra nos dice que debemos “orar el asunto”.
La próxima vez que tengas una preocupación “órasela” a Dios.
2) «y denle gracias”
Para dar gracias en medio de una situación preocupante es necesario recordar que Dios, es Dios soberano. El acto de dar gracias no es una práctica masoquista o una forma de la negar el problema. Es justamente entender que aunque estemos en la más profunda incertidumbre “Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó.” (Hebreos 4:15 NTV).
Dar gracias es rendir nuestra mente, corazón y fuerzas a la soberanía de nuestro Dios.
Es él aquel que tiene el control y la empatía para hacerse parte de nuestras ansiedades y problemas.
3) «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.»
Y aquí es donde está la promesa: la Biblia dice que si hacemos lo anterior, la paz de Dios cuidará nuestros corazones y pensamientos.
El problema es que muchas veces nosotros queremos encontrar la paz sin orar y darle gracias a Dios. Es como si buscáramos un “botón automático de la Paz”. Pedimos la paz de Dios, pero no entregamos los problemas en oración.
La paz de Dios (que va más allá de lo que podemos entender) viene como consecuencia de orar y darle gracias al Padre.
Tal vez hoy estás pasando por una preocupación ¿Te animas a poner en práctica esto?
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