37«La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—. 38Pídanle, por
tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.» (Mateo 9:37-38)
El trabajo en el Reino de Dios tal vez es de los pocos en los cuales nunca se acabará la labor. Es más: Jesús nos dice que el «tamaño de la cosecha» ya está asegurada. El la define como abundante, es mucha. ¿Dónde debemos poner nuestra dedicación entonces? En orar para que el Señor envíe obreros a cosechar esta abundancia. Donde debemos poner nuestros esfuerzos? En identificar, discipular y enviar a los obreros y obreras que irán al campo a buscar la cosecha que ya fue sembrada, regada y esta lista para sacar.
Lo mejor que puede hacer un líder cristiano es invertir su vida en preparar cosechadores de esta abundancia e inspirarlos para que ellos a su vez se multipliquen en otros.
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